¿Qué son y cómo tratar las anginas o amigdalitis?

Anginas

Un dolor de garganta es un problema común que afecta a todas las personas en algún momento de su vida. Sin embargo, hay circunstancias en las que las amígdalas se inflaman, provocando mucho dolor y dificultades para tragar, sobre todo cuando la hinchazón es muy aguda. Esta dolencia tiene el nombre de amigdalitis, aunque comúnmente se refiere a ella como anginas. Y no por ser un problema frecuente, es menos importante conocer cuáles son las causas que producen el dolor de anginas y, a su vez, saber cómo tratarlo para paliar el malestar que generan.

¿Dolor de anginas o amigdalitis?

Puede que cuando hables con la madre de un amigo de tu hijo, te diga que este tiene dolor de anginas, mientras que, el pediatra pueda referirse a esta misma dolencia como amigdalitis. Y es que son dos palabras que se utilizan en diferentes contextos para referirse a lo mismo, la inflamación de las amígdalas

Las amígdalas son dos masas de tejido que se encuentran en la parte posterior de la garganta y cuya función principal es la de defender al organismo frente a los gérmenes. Cuando se inflaman, es una reacción natural debido a que están produciendo anticuerpos para luchar contra una infección.

¿Cómo se contagia la amigdalitis?

Sobre todo si enfermas de amigdalitis frecuentemente, te preguntas cómo se contagian las anginas. La forma más frecuente de contagio es a través de las secreciones de un paciente enfermo. 
Lo más habitual es que este contagio se produzca por el aire, al inhalar pequeñas gotas cuando la persona enferma respira, tose o estornuda a nuestro lado. Estas pequeñas gotas también pueden depositarse en objetos cotidianos con los que estamos en contacto. Si después nos tocamos boca, nariz u ojos entran en nuestro organismo.
Saber cómo se contagia la amigdalitis te ayuda a prevenir la enfermedad. Además, conviene que tengas en cuenta que hay amigdalitis vírica y bacteriana y, según este origen, el contagio puede ser diferente. 

Contagio por amigdalitis vírica

Aproximadamente, en más de la mitad de los casos, la amigdalitis es causada por un virus.  En estos casos, los pacientes presentan dolor de garganta, fiebre, malestar general, todos ellos síntomas similares a los de un resfriado. 

Al ser vírica, no es necesario tomar antibiótico, ya que la evolución suele ser benigna. En la mayoría de los casos se curan en pocos días y no existen complicaciones graves.

La amigdalitis causada por un virus es muy contagiosa. Se puede contagiar a través de las vías respiratorias o del contacto directo con secreciones. 

De esa manera, la forma de contagio suele ser:

  • Por el aire: cuando la persona infectada tose, estornuda o habla. 

  • Por contagio directo: al besar o compartir utensilios con alguien que tenga el virus.

  • Por superficies contaminadas: los virus pueden quedar en los objetos y al tocarlos y, seguidamente, tocar la boca, nariz u ojos, el virus puede entrar en el organismo. 

Además, una persona con una amigdalitis vírica puede contagiar hasta que existan los síntomas, con más probabilidad en los primeros días.

Contagio por amigdalitis bacteriana

En un porcentaje más pequeño, la causa de la amigdalitis puede deberse a una bacteria. La bacteria más común que produce amigdalitis es el estreptococo. Los síntomas más identificativos suelen ser la fiebre alta, las placas y la aparición de ganglios. En este caso, se requiere el uso de antibióticos.


Ante la pregunta de si se contagia la amigdalitis bacteriana, la respuesta hay que buscarla en los estreptococos, la bacteria responsable. En este caso, la forma del contagio es como la de la amigdalitis vírica, es decir, se produce a través de las vías respiratorias o el contacto con secreciones


Además, la persona contagiada con una amigdalitis bacteriana puede ser un foco de contagio hasta que se presenten síntomas, como la fiebre y hasta que han pasado 12-24 h desde que está tomando el tratamiento. 


Si una persona tiene amigdalitis bacteriana, es necesario tratarla con antibióticos para controlar y eliminar la infección. Habitualmente se receta un medicamento antibiótico. A partir del tercer día se suele experimentar mejoría, disminuyendo el dolor al tragar y otros síntomas añadidos, como la fiebre, pero es necesario completar el tratamiento.
 

¿Cuáles son los síntomas de amigdalitis?

Los síntomas de amigdalitis pueden ser muy molestos e, incluso, acabar provocando afonía. Sin embargo, para saber si estamos ante una enfermedad de estas características u otra, esta es la sintomatología que se suele presentar con mayor frecuencia. 

Estos son los síntomas más frecuentes para identificar una amigdalitis:

  • Amígdalas que se presentan rojas e inflamadas. En ocasiones, esto puede ocurrir en ambas amígdalas (lo habitual) o solo una.

  • Dificultad y dolor al tragar, incluso aunque se beban líquidos. Tragar saliva también puede provocar bastante malestar. 

  • Zonas blancas, conocidas como placas, sugieren la presencia de estreptococo, pero no lo confirman. De este modo, es necesario valorar el contexto clínico y, si procede, realizar pruebas.

  • Voz ronca que puede derivar en una afonía y dificultades para hablar. Esta es una consecuencia de la inflamación de las amígdalas.

  • Ganglios linfáticos inflamados, los que están en el cuello. Esto quiere decir que el cuerpo está luchando contra la infección. 

Además de estos síntomas de amigdalitis, existen otros que también pueden aparecer, como:

  • Fiebre moderada.

  • Dolor de oídos.

  • Mal aliento.

  • En casos graves babeo (debido al dolor que aparece con tan solo tragar saliva).

Ante esta sintomatología, hay que acudir cuanto antes al médico de cabecera.

¿Cuándo debería visitar al médico?

Una vez identificados los síntomas, veamos ahora en qué circunstancias es necesario acudir al médico:

  1. Si los síntomas son intensos o persistentes, o si no mejoran después de 48-72h de haber comenzado el tratamiento y el dolor de garganta es intenso.  

  2. Si hay dificultad para respirar o tragar.  

  3. Si aparece fiebre alta (superior a 38º-39º) que no se controla con medicamentos.  

  4. Si hay signos de absceso, es decir, dolor de garganta intenso (especialmente en un lado), babeo excesivo, dificultad para abrir la boca o voz apagada.  

  5. Si se presentan otros síntomas, como erupciones cutáneas, rigidez en el cuello o sangrado en la saliva.  

  6. Si se tienen varios episodios de amigdalitis al año.  

  7. En el caso de niños pequeños, se recomienda prestar especial atención y acudir al médico si presentan fiebre alta, dolor intenso, rechazo a comer o beber, babeo excesivo, dificultad para tragar o irritabilidad excesiva.

Cómo prevenir las anginas

La forma más eficaz de evitar el contagio de anginas es no tener contacto con una persona enferma. 


Si has estado cerca de una persona con síntomas o quieres prevenir la enfermedad, es esencial lavarte las manos de una forma correcta y de manera frecuente. Pero, además, existen otras recomendaciones para evitar el contagio de anginas:

  • Evita el uso compartido de vasos, cubiertos, platos o, por supuesto, cepillo de dientes. Si hay una persona enferma en la familia, la vajilla tendría que lavarse muy bien con agua caliente y jabón. También se recomienda tirar el cepillo de dientes una vez pasada la infección.

  • Para evitar el contagio entre niños y pequeños, es necesario que no compartan juguetes u otros objetos que se puedan llevar a la boca. En los colegios y escuelas infantiles es muy común el contagio entre niños, ya que en los primeros días de la enfermedad los signos pueden ser imperceptibles.

  • Los besos, especialmente si son en la boca, son otro aspecto que hay que evitar, teniendo en cuenta que las anginas son contagiosas. 

  • Si una persona en la familia está enferma, está recomendado el uso de mascarilla. Para una mayor protección, la mascarilla puede ser utilizada tanto por el enfermo como por los otros miembros de la unidad familiar.

¿Cómo tratar las anginas o amigdalitis?

Como acabamos de ver, la inflamación más común de las amígdalas puede ser vírica o bacteriana. 


En el caso de que la inflamación esté producida por un virus, el tratamiento se orienta a mejorar los síntomas. Por eso, es frecuente emplear analgésicos y antiinflamatorios, todo ello sin olvidar la correcta hidratación.

 
Cuando las anginas están provocadas por una bacteria, la única forma de tratarlas eficazmente es con antibióticos que serán correctamente indicados por un médico y en ningún momento se podrá automedicar. 
 

Seguros de salud y cobertura para tratar las anginas

Independientemente de si hablamos de anginas causadas por un virus o por una bacteria, cuando estás cubierto ante este tipo de situaciones que afectan a tu salud, te sientes más tranquilo. 

Por eso, los seguros de salud de Caser te ofrecen coberturas imprescindibles para tu día a día, con citas rápidas con los especialistas de otorrinolaringología, y asistencia médica las 24 horas.

Además, tendrás cubiertas las pruebas diagnósticas, segunda opinión médica, asistencia en el extranjero y hasta un complemento bucodental. Y es que cuando se trata de tu salud, tu tranquilidad es lo primero que cuenta. 

Por eso, pase lo que pase, siéntete siempre acompañado por nuestros profesionales, que te ofrecerán una atención de calidad.

Nota: El contenido de este artículo es meramente orientativo. En caso de presentar cualquier problema de salud, acuda a un centro sanitario. Toda sintomatología, diagnóstico o tratamiento debe ser valorado o prescrito por un especialista médico.

 

Artículos relacionados

Ver más artículos
Seguro médico con o sin copago

¿Seguro médico con o sin copago?

Una de las dudas más frecuentes a la hora de elegir un seguro médico es si contratarlo con o sin copago. En las próximas líneas te contamos qué diferencia existe entre ambos casos, y además, ponemos foco sobre las claves que determinarán cuál es la mejor opción para ti.

Seguro de salud sin cuestionario médico

¿Puedo contratar un seguro de salud sin cuestionario médico?

Como bien sabrás, el cuestionario médico es un requisito formal a la hora de contratar cualquier seguro de salud. En él, encontrarás preguntas generales acerca de tu estado de salud, enfermedades pasadas o medicamentos que puedas estar tomando actualmente.