Cuando se detecta la necesidad de proceder al desarrollo de un tratamiento de ortodoncia, debido a la detección de una anomalía que condiciona notablemente tu salud bucodental o puede hacerlo en el futuro, resulta innegable que una de las principales dudas o resistencias que suele provocar a nivel personal residirá en sus efectos estéticos sobre tu sonrisa.
Por este motivo, en los últimos años se ha procedido a la concepción de tratamientos alternativos a la colocación tradicional de brackets en la cara exterior de las piezas dentales, entre los que hoy queremos concentrar nuestra atención en la ortodoncia lingual.
Dado el relativo carácter novedoso, y sobre todo desconocido, del tratamiento de ortodoncia lingual, te animamos a que conozcas a continuación los aspectos más relevantes relacionados con sus características diferenciales, los motivos que pueden justificar su puesta en marcha y la edad más adecuada para hacerlo, los cuidados que implica o la duración estimada para su desarrollo con éxito.
Cuando se habla de una ortodoncia lingual se está haciendo referencia a un tratamiento específico que se basa en la colocación de brackets, como en el caso de la ortodoncia tradicional, pero que, a diferencia de esta, se lleva a cabo en la cara interior de las piezas dentales.
De esta forma, se conseguirá obtener unos resultados muy similares a los contemplados en una ortodoncia clásica, pero evitando totalmente los efectos estéticos derivados de la presencia prolongada de brackets en tu dentadura.
En este sentido, a diferencia de lo que se puede pensar a primera vista, consideramos indispensable aclarar que el desarrollo de una ortodoncia lingual, una vez superado el necesario periodo de adaptación, no suele implicar la aparición de molestias al hablar ni en cuanto a la posible aparición de rozaduras en la lengua, ya que los brackets internos empleados destacan por su reducido tamaño y por el hecho de realizarse expresamente a medida para cada cliente, adaptándose al 100% a la morfología de cada pieza dental.
Como norma general, la ortodoncia lingual suele aplicarse para la realización de tratamientos relacionados con la existencia de un desajuste en la alineación de las piezas dentales o la posible presencia de problemas relacionados con una oclusión deficiente de la mordedura.
Por tanto, se considera una técnica muy adecuada para la realineación de piezas dentales y para la consecución de la ubicación de estas en el lugar que realmente deben ocupar en la estructura maxilar, como ocurre cuando se percibe la presencia de un diastema.
La ortodoncia lingual puede aplicarse a cualquier edad, ya que en esencia la finalidad del tratamiento es similar a la que se persigue con una ortodoncia convencional.
Como se ha comentado, esta técnica es especialmente recomendable para aquellas personas que desean corregir su problema bucodental sin que esto afecte, de forma temporal, a la belleza estética de su sonrisa.
En cuanto a los cuidados requeridos durante el tratamiento de ortodoncia lingual, si bien la ubicación de los brackets en la cara interior del diente posibilita una mejor limpieza de las piezas dentales y reduce los posibles daños provocados en el esmalte exterior, sí que implica la necesidad de un seguimiento más exhaustivo de la limpieza bucal, sobre todo en lo referente a la posible acumulación de comida y formación de sarro o placa bacteriana.
Por eso, resultará muy conveniente acompañar el desarrollo de este tratamiento con la realización de limpiezas dentales profesionales o con la aplicación personal de sistemas complementarios al cepillado dental, como son los irrigadores bucales.
La colocación de los brackets en la cara interna de las piezas dentales no solo permite unos beneficios visibles a nivel estético, sino que también acelera considerablemente el proceso de reubicación asociado al desarrollo de una ortodoncia.
En este sentido, y siempre teniendo en cuenta los condicionantes relacionados con la complejidad o complejidad del tratamiento, la duración estimada de una ortodoncia lingual suele oscilar entre los 18 y los 24 meses desde su inicio hasta la retirada de los alineadores removibles que afianzarán sus resultados definitivos.
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