Según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), los carcinomas tienen una tasa de incidencia de unos 47 por cada 1000 habitantes, mientras que el melanoma es mucho menos frecuente, pero más agresivo. En este punto, controlar la aparición de lunares o cualquier otra mancha o marca cutánea, es fundamental para mejorar los pronósticos relacionados con la salud de tu piel. Para todo ello, la prueba diagnóstica más adecuada es la dermatoscopia.
La dermatoscopia es una técnica no invasiva que permite ampliar la imagen de un lunar, u otras zonas de la piel, para observarla hasta 400 veces más grande. Esto facilita el análisis visual de la superficie cutánea para así, obtener un diagnóstico dermatológico preciso.
En la actualidad, la dermatoscopia ha evolucionado. Hoy, existen instrumentos que no solo permiten explorar físicamente los lunares y marcas aumentando la imagen de manera significativa, sino que ahora, además, estas imágenes se pueden almacenar en formato digital, de tal forma que se puede mapear con detenimiento y al completo la piel del paciente.
Esto último resulta especialmente útil, por ejemplo, para aquellas personas que tienen muchos lunares y precisan de un seguimiento regular de todos ellos. Por tanto, la dermatoscopia digital se presenta como una alternativa mucho más rápida y eficaz en el diagnóstico, con respecto a la tradicional.
Una dermatoscopia sirve, entre otras cosas, para analizar lunares y observar si son benignos o malignos. Para ello, el dermatólogo aplica la técnica del ABCDE: A (asimetría), B (borde irregulares), C (color), D (diámetro) y E (evolución). Y es que puede haber lunares, como los nevus, que, a pesar de ser asimétricos, tener bordes irregulares, varios colores y un diámetro bastante mayor a lo habitual, sean benignos.
Sea como sea, gracias a la dermatoscopia, se pueden identificar melanomas en etapas muy tempranas, lo que facilita un pronóstico final acertado. Y es que en muchas ocasiones, basta con eliminar ese pequeño lunar a tiempo, sin necesidad de recurrir a tratamientos adicionales.
Por otro lado, a pesar de que la dermatoscopia sirva para analizar y observar los lunares, manchas o marcas en la piel, lo cierto es que esta técnica también resulta útil para otros fines dermatológicos, como, por ejemplo, determinar cuál es la causa de la caída del cabello. Así pues, con esta prueba diagnóstica se pueden ver cambios en su estructura, si hay dermatitis seborreica, cómo es el grosor, etc.
Por último, esta técnica también permite diagnosticar otras enfermedades de la piel, como la psoriasis o el liquen plano, lo que convierte a la dermatoscopia en un recurso ampliamente utilizado por los dermatólogos para mejorar los diagnósticos.
Las personas que deben realizarse una dermatoscopia son aquellas que tengan muchos lunares, la piel y ojos claros o que suelan quemarse rápidamente al exponerse al sol. Asimismo, cualquier persona con problemas en la piel o el cuero cabelludo debería someterse a esta prueba.
Se recomienda la dermatoscopia cuando una persona tiene muchos lunares o ha sufrido cambios en alguno de ellos (o le ha aparecido uno nuevo). También, en el caso de identificar una placa en la piel que no se resuelve con el tiempo y que pica. La caída del cabello que no responde a ningún tratamiento es, igualmente, una situación clave para llevar a cabo una prueba diagnóstica como esta.
La dermatoscopia tiene muchas ventajas entre las que destacan:
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Nota: El contenido de este artículo es meramente orientativo. En caso de presentar cualquier problema de salud, acuda a un centro sanitario. Toda sintomatología, diagnóstico o tratamiento debe ser valorado o prescrito por un especialista médico.
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