La finalidad de un plan de pensiones reside, como su nombre indica, en el cobro de las prestaciones generadas por las aportaciones realizadas por el partícipe, o partícipes, del mismo, así como por la rentabilidad generada por la inversión de dichas aportaciones por parte de la entidad gestora, en aquellos activos asociados con la modalidad de plan elegido.
En consecuencia, las prestaciones de un plan de pensiones son el beneficio económico resultante de la inversión de las aportaciones realizadas durante el periodo de vigencia de dicho instrumento de ahorro e inversión.
Es preciso aclarar en este sentido que el montante final a percibir estará condicionado por la fiscalidad de las prestaciones del plan de pensiones, es decir, por el tratamiento fiscal asociado a su rescate, en el momento previsto por contrato o de forma anticipada.
En líneas generales, el cobro de las prestaciones de un plan de pensiones se llevará a cabo en el momento en el que se produzca el supuesto contemplado en las cláusulas contractuales firmadas inicialmente entre las partes, y que suele estar asociado a la jubilación de su titular.
En este caso, como titular del plan de pensiones podrás decidir si optas por la recepción de dichas prestaciones en forma de renta periódica, mediante un desembolso único o mediante varios desembolsos no periódicos, en función de la alternativa que consideres más adecuada para tus intereses y necesidades de liquidez.
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